lunes, 30 de agosto de 2010

30 de agosto: Día Internacional de los Desaparecidos

Amado Viera Amores, último alcalde republicano aún hoy desparecido, de Valencia de Alcantara. Su hija, miembro de nuestra asociación, Conchita Viera, continua la búsqueda de sus restos.


Más de 114.000 familias españolas, entre ellas muchas familias extremeñas, siguen sin saber donde están sus seres queridos, desaparecidos durante la Guerra Civil y el franquismo.



En el Día Internacional de los Desaparecidos, la ASOCIACION PARA LA RECUPERACION DE LA MEMORIA HISTORICA DE EXTREMADURA, quiere sumar su voz a la de los familiares de las personas desaparecidas, especialmente a las extremeñas, y pedir al Gobierno del Estado español, que impulse una investigación oficial sobre todo los casos de desaparición forzada de aquel periodo, pues la desaparición forzada es una de las más graves violaciones de derechos humanos.


Recordemos que el 20 de diciembre de 2006 la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas. Sin embargo, necesita una firma más para ser vinculante, después de convertirse Paraguay en el Estado número 19 al ratificarla en agosto de 2010. Todos los Gobiernos deben conmemorar este Día Internacional de los Desaparecidos.


Hoy, Día Internacional de los Desaparecidos, la ARMHEX al igual que otras organizaciones y asociaciones del Estado español, pedimos al gobierno del estado español que asuma un compromiso categórico con los derechos humanos en cuanto a las desapariciones forzadas del franquismo se refiere. Las autoridades españolas deben facilitar el acceso a la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas de desaparición forzada durante la Guerra Civil y el Franquismo. Decenas de miles de personas fueron víctimas de desaparición forzada tanto durante la Guerra Civil como durante la dictadura franquista, tras finalizar la guerra. Según los últimos estudios, son más de 114,000 personas y así se ha denunciado ante los tribunales españoles. Pero el Gobierno del Estado español, sigue obviando o al menos orillando, la responsabilidad del Estado de investigar estas graves violaciones de derechos humanos y garantizar justicia y reparación a todas las víctimas del franquismo. España tiene el deber de poner fin a la prolongada injusticia de la que han sido objeto las víctimas de desaparición forzada y sus familiares, llevando a cabo las investigaciones necesarias para dar a conocer el paradero de los restos de estas personas, y esclarecer las circunstancias en que tan graves abusos se produjeron. Las autoridades españolas tienen el deber ético y jurídico de cumplir sus compromisos con la legalidad internacional. En junio pasado, se modificó el Código Penal con un injustificable “olvido”: no se ha incorporado expresamente el delito de desaparición forzada, conforme a la definición de la Convención de Naciones Unidas para la Protección de las Personas ante la Desaparición Forzada, que España ya ha ratificado. Igualmente, el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas de Naciones Unidas lleva años solicitando al Gobierno español información sobre cuatro casos de desapariciones forzadas durante la Guerra Civil y el franquismo, sin que el Ejecutivo haya facilitado ningún tipo de información al respecto todavía. El citado Grupo de la ONU, expresó también preocupación en mayo de 2010 por la suspensión del juez Baltasar Garzón y enfatizó sobre el derecho de las víctimas a la verdad. Durante el Examen Periódico Universal de España en Naciones Unidas celebrado este año, el Gobierno se comprometía a examinar la recomendación de investigar, castigar y reparar los crímenes de desaparición forzada, independientemente del momento de su comisión, dada la naturaleza continuada del delito y de conformidad con sus obligaciones internacionales. Ahora España debe aprobar esta recomendación antes del periodo de sesiones de septiembre de 2010 del Consejo de Derechos Humanos. Hoy dia internacional de los desaparecidos, sería una buena ocasión, para hacer públicos esos avances.

miércoles, 18 de agosto de 2010

CUANDO EL PRESENTE EXCLUYE EL PASADO

Francisco Espinosa, Historiador, autor del presente artículo.


Fusilados en las tapias cementerio viejo Badajoz, Agosto. 1936
Todos fueron asesinos.
Aquellos que llevan mal todo lo relacionado con la memoria histórica se han visto obligados a reconocer el derecho de la gente a dar sepultura digna a sus familiares enterrados en fosas comunes. No hacerlo les hubiera dejado en muy mal lugar. Curiosamente, aunque no se diga, este reconocimiento generalizado a honrar a las víctimas del fascismo es fruto en exclusiva del movimiento pro memoria, que desde fines de los 90 y concretamente desde el año 2000 logró mostrar a la sociedad una realidad oculta y prohibida durante el franquismo y también a partir de la transición (las exhumaciones de entonces fueron hechas al margen del sistema cuando no en contra). Sin embargo, los enemigos de la memoria, para justificar lo que no se hizo ni en la transición ni después por quienes tenían la obligación y el poder para hacerlo, se agarran a que esto es cosa de los nietos, que ignoran lo que fue el franquismo y la transición y que, por tanto, no pueden calibrar justamente lo que se hizo. Y como para esta gente todo es tan sencillo, no tienen reparo alguno ahora en responsabilizar al Gobierno de no dar solución a este asunto de los muertos y las fosas, que es, según ellos, para lo que se hizo la Ley de Memoria Histórica (LMH). De paso, aprovechan el debate para meter otras cuestiones de más calado relativas a la interpretación de nuestro pasado reciente. Sería el caso de Joaquín Leguina en su artículo “Enterrar a los muertos” (El País, 24/04/2010). Para el político del PSOE son preocupantes “algunos mensajes de muy dudosa calidad” que se han ido colando en estos años. Así, critica la interpretación que se está dando de la Ley de Amnistía como vulgar apaño amnésico, que considera calumniosa “para quienes se pusieron de acuerdo en traer la democracia a España y para ello prepararon una Constitución consensuada”. Todo por un objetivo: la reconciliación, dice Leguina. Porque para él hay algo que no admite discusión y que está en el origen de todo este asunto: “… en los dos bandos se practicó una enfurecida ‘limpieza étnica’”. Las palabras lo delatan. No parece caer Leguina en que bando, lo que se dice bando, sólo hubo uno, que fue el sublevado; la otra parte era el Gobierno legal de la República. Si designamos a ambos con la palabra bando estamos igualándolos y situando al Gobierno y a quienes le servían a la altura de las bandas de facciosos que dieron el golpe militar. Éstos, además, traían un plan que pusieron en práctica desde el primer día: no de limpieza étnica sino de exterminio político y social. Como en Chile, caso que el señor Leguina debe conocer bien, pero a lo grande (piénsese en cualquiera de esas provincias en las que el golpe triunfó y la “guerra civil” fue sólo represión: todas superan en muertos a Chile). Los golpistas sabían que iniciaban la cadena de violencia y que, en consecuencia, en el otro lado caerían muchos de los que supuestamente venían a salvar de las garras del marxismo, pero esto no sólo no les importaba sino que venía bien a sus propósitos.Es vieja la práctica de negar afirmaciones que nadie ha mantenido para lanzar las propias. Mantiene Leguina que tan inexacto fue antes catalogar a unas víctimas de “mártires de la Cruzada” como ahora a otras de “héroes de la democracia y de la libertad”. Quizás Leguina no haya caído en la cuenta pero esto de poner en duda a los “héroes” ya lo vienen haciendo los Moas hace tiempo. Con ello muestra su absoluto desprecio por los que dieron su vida por la libertad y por las víctimas del fascismo. Sabiendo lo que fue el golpe y la reacción popular que lo hizo fracasar prácticamente en todo el país, salir además con el ejemplo de Agapito García Atadell entra en el terreno de la perversión moral. ¿Será acaso la historia de García Atadell la que nos lleve a no generalizar sobre los represaliados franquistas o la que nos mueva a equiparar la violencia en ambas zonas? García Atadell representa el terror desatado en zona republicana a consecuencia del golpe militar y del resquebrajamiento del Estado y sus instituciones; también marca las diferencias entre unos y otros: al contrario que los “García Atadell” de la zona franquista, éste tuvo que huir y fue el propio gobierno republicano el que posibilitó a los franquistas su captura. Ni en Madrid ni en el resto del territorio que quedó en zona gubernamental hubo durante meses fuerzas y recursos para controlar enteramente la situación. Lo que hemos demostrado los historiadores es que, a pesar de esto, en gran parte del territorio primó el respeto a la vida por deseo de las autoridades republicanas y de los comités que se constituyeron por todas partes en representación del Frente Popular. Fueron miles de presos de derechas los que salvaron la vida en aquellas terribles circunstancias gracias a lo que quedó de la República.Pero el golpe no triunfó en todo el país y lo que se planeaba como una marcha triunfal hacia la capital se convirtió en una marcha plagada de obstáculos que se prolongó durante casi cinco meses. Además había que limpiar el territorio. Para colmo Madrid consiguió heroicamente frenar al ejército de África en sus mismas puertas y el golpe devino en larga guerra. No encontrará el Sr. Leguina a historiador alguno que justifique el terror que asoló ciudades y pueblos de la zona gubernamental; mucho más fácil le será lo contrario, ya que, como bien debe saber, abundan los justificadores del terror que acompañó en todo momento a las columnas franquistas. Sin embargo, uno formaba parte del programa y el otro no. Los historiadores sabemos que para las víctimas de los rojos hubo mucha memoria histórica, pero, a pesar de ello, no hemos olvidado en nuestros trabajos ni uno de sus nombres. Ahora bien, lo que carece de sentido alguno, cuando ni siquiera sabemos aún el número y la identidad de todas las víctimas del franquismo, es que los tratemos por igual. Pide Leguina “ampliar el mutuo perdón y hacer que todos los muertos sean también de todos”. Pero ¿cómo que todos? ¿Ignora Leguina que sólo podemos hablar de todos los de un lado? ¿Desconoce que ha costado tres décadas de arduo trabajo recuperar parte de los nombres de las otras víctimas? ¿No sabe que, fiel a sus orígenes recientes e imbuida de espíritu de transición, la Universidad tardó años en ocuparse de esa etapa? ¿Ha olvidado ya que su partido gobernó durante catorce años y nunca tuvo voluntad ni tiempo de mirar atrás? Sin ir más lejos, ¿no tuvo tiempo él mismo entre 1983 y 1995, cuando fue presidente de la Comunidad de Madrid, de dedicar un poco de atención a los hombres y mujeres que perecieron a manos del fascismo en su comunidad, fueran o no héroes de la democracia y de la libertad?. Evidentemente no, ya que debía de pensar como sus superiores. La historia nos enseña que el primer deber de la democracia es la memoria pero, en aquellos años rutilantes, al PSOE, como a buena parte de la sociedad surgida de la dictadura, la memoria le estorbaba. Así acabó él y así acabó el PSOE.



Todos los muertos son iguales.



El artículo de J. Leguina fue rebatido en el mismo periódico por Almudena Grandes, “La condición miserable” (09/05/2010), Teodulfo Lagunero, “Enterrar a los asesinados por los fascistas” (29/05/2010) y Javier Cercas, “La puñetera verdad” (06/06/2010). En todos ellos, por diferentes que sean, se pueden encontrar ideas interesantes que ha costado y está costando mucho transmitir a la sociedad y que hoy sean cosa aceptada para muchos, aunque no para los que aún funcionan dentro de esquemas heredados de la propaganda franquista, que no son pocos. De orden muy diferente fue “Los muertos de todos”, artículo de Jorge M. Reverte que vio la luz en el mismo periódico citado el 18 de junio. Aquí volvemos otra vez a los dos bandos. Reverte, para quien todas las víctimas son iguales, las de Paracuellos como las de Badajoz, reconoce la responsabilidad de los golpistas y su plan de exterminio, pero para mostrar que los otros actuaron igual remite a Paracuellos (su documento encontrado por la documentalista Diana Plaza), Barcelona (Miquel Mir y Diario de un pistolero anarquista), La Solana (Fernando del Rey y Paisanos en lucha) y las matanzas finales de la guerra en Cataluña (J. Cercas).No sé si será consciente Reverte de dónde se mete al asumir los más que dudosos escritos de Mir y a un historiador como Del Rey que considera esto de la memoria histórica “como una losa que ha caído sobre los historiadores profesionales” y que lamenta lo que llama “la irrupción de la historia militante”. Tampoco parece muy serio poner como ejemplo la conocida novela de Cercas. Yo podría mostrar a Reverte otros muchos casos que prueban que, por más que se cometieran crímenes en todo el territorio, nunca cabrá igualar ambos terrores. Podremos estar con las víctimas y despreciar a los asesinos, pero ni ambos bandos fueron iguales ni lo fueron todas las víctimas. De entrada, no tenemos por qué asumir ni una sola víctima de los franquistas, ya fuera provocada en enfrentamiento armado u otros actos bélicos como por los bandos de guerra o los sumarísimos de urgencia. Sólo la investigación permitirá identificar a los asesinos. Efectivamente García Atadell era un criminal que mereció su final, pero no hay que olvidar que estos monstruos dan vía libre a sus instintos cuando la situación lo permite, y, en este caso, lo que lo permitió fue el golpe militar. Sin embargo, nuestra actitud, aunque cautelosa, debe ser diferente con las víctimas causadas en su defensa por la República y por quienes la apoyaron en todo momento, desde el 17 de julio del 36 hasta el 1 de abril del 39 y desde las acciones iniciales que hicieron fracasar la sublevación en lugares clave hasta las penas dictadas por los tribunales populares. Lo que no cabe justificar en modo alguno, por más que entre los afectados cayeran elementos responsables y colaboradores del golpe, es el terror salvaje que durante varios meses causó miles de víctimas en numerosos lugares del territorio republicano. Podemos explicarlo, mostrar sus causas y retratar a sus responsables, pero no asumirlo. A estas alturas sabemos que, además del terror implantado por los comités, muchas de las matanzas que tuvieron lugar en zona republicana fueron consecuencia directa de bombardeos franquistas sobre objetivos civiles. ¿Justificaremos con ello el crimen? No, pero sí ofreceremos la secuencia completa, que la propaganda franquista tuvo buen cuidado en ocultar. Reverte puede hacer suyos todos los muertos, los de Badajoz y los de Paracuellos; yo no creo que se puedan ni deban mezclar. Badajoz precede a la matanza de la Cárcel Modelo, en la que sin duda influyó; la de Paracuellos, por el contrario hay que relacionarla con el asedio a Madrid en noviembre del 36. Es fundamental la contextualización de estos hechos, ya que lo contrario sólo favorece a la propaganda y a la manipulación. Por ejemplo: falta una investigación sobre los brutales bombardeos a que fue sometida Madrid por la aviación fascista en esos meses. No para justificar la actividad criminal de las checas sino para saber por qué, cómo y dónde se gesta el odio asesino que conduce a algunas de esas masacres. De hecho, muchas de las matanzas ocurridas en zona republicana no se entienden sin la violencia previa derrochada por los golpistas, bien fuera por acciones de exterminio como por bombardeos, ocupaciones salvajes, etc. No es conveniente olvidar quién agredió primero, sin que esto suponga justificar crimen alguno. Pero recordémoslo una vez más: no podemos equiparar en modo alguno la violencia del que agrede con la violencia del que se defiende. Mención aparte merecen los elementos que en zona republicana derrocharon igual desprecio por la vida ajena que el que venían practicando los fascistas desde que se sublevaron.Hechos de las dimensiones de Paracuellos hay muy pocos en la zona republicana; hechos como Badajoz hay muchos en el territorio controlado por los fascistas. Yo estoy a la espera de que se investigue a fondo lo ocurrido en Madrid desde el 18 de julio hasta bien entrados los años cuarenta. Una vez que esto ocurra sabremos a qué atenernos. No obstante, la gran diferencia entre las matanzas de Badajoz y Paracuellos es que la primera nunca fue investigada y la segunda sí. Compararlas para mostrar que todos fueron iguales mientras no conozcamos a fondo ambas constituye una aberración.




Franco nos salva del Soviet.



Y llegamos a Santos Juliá (SJ) y su “Duelo por la República Española” (El País, 25/06/2010), en la misma línea que el de Leguina pero menos basto. Para SJ la revolución social latente tras las matanzas de la cárcel Modelo hubiera acelerado la derrota y acarreado el fin de la República. Además, en zona republicana, “durante los primeros meses de la guerra, [se cometieron] crímenes en cantidades no muy diferentes y con idéntico propósito que en el territorio controlado por los rebeldes: la conquista, por medio del exterminio del enemigo, de todo el poder en el campo, en el pueblo, en la ciudad”. Para SJ sólo a partir de mayo del 37 “comienza la verdadera diferencia en la que tanto insisten quienes califican de desmanes los crímenes de unos y de genocidio o crimen contra la humanidad los de otros”. Para Juliá en territorio republicano no se mató más porque ya no había dónde ni a quién. Dejemos de lado las referencias a Dionisio Ridruejo, nuestro pequeño Goebbels convertido ahora en “ideólogo de la democracia” (vivir para ver), quien por cierto murió sin contarnos lo mucho que debía saber sobre la época dorada del terror azul a pesar de haberse comprometido a ello en Escrito en España (seguimos a la espera de que su hagiógrafo J. Gracia nos cuente sus años fascistas). También preocupa a SJ “la creciente argentinización de nuestra mirada al pasado y la demanda de justicia transicional 35 años después de la muerte de Franco”.Sin duda lo más llamativo del texto de Juliá es la idea, nada novedosa por cierto, de que, de haberse inclinado la situación a favor de la República, la revolución social hubiera ido llevando el terror a todo el territorio para terminar devorando a la propia República. Desde este punto de vista cabe agradecer que los golpistas impidieran con su incesante victoria tan negro futuro, posibilitando así que veinte años después los hijos de vencedores y de los vencidos –esa increíble generación a la que pertenecen Leguina y Juliá– iniciaran el camino hacia la democracia. Conste, al menos, que la idea esta es franquista y no ha dejado de circular. No en vano L.P. Moa recibió el artículo de SJ que comentamos con otro titulado “Santos Juliá va enterándose”.Aparte de esto debe quedar claro que la represión en ambas zonas no fue en absoluto equiparable ni en cantidad ni en objetivos. Una era fruto de un golpe militar que incluía un calculado plan de exterminio; otra de un proceso revolucionario abierto precisamente a consecuencia de lo anterior. No vale despachar de un plumazo, como hace SJ porque a él no le interesan, una serie de hechos objetivos como quién inició la agresión, de dónde partía, y qué plan y dimensión tuvo en cada zona. Que todo tenga “lógica propia” no significa que todo sea igual. Asusta un poco este relativismo.Además, habrá que recordar a Juliá que las diferencias entre la represión en ambas zonas no empiezan en mayo de 1937 sino el mismo 17 de julio. La razón es simple: al contrario que los sublevados, tanto el gobierno de la República como los partidos que integraban el Frente Popular, carecían de plan alguno para acabar con nadie. Esta situación cambió tras el golpe. De ahí que sea algo admitido que, por más que en algunos lugares las ramificaciones del terror alcanzasen ciertos espacios del poder político y sindical, nunca se trató de un proyecto planificado con implicación de las más altas instancias del Estado ni del Frente Popular. Las tesis de SJ, como antes las de Leguina, suponen un total desprecio hacia aquellas personas, la mayoría, que, en todo el país y desde diversos ámbitos, hicieron todo lo que estuvo en sus manos para evitar el derramamiento de sangre. Nada de esto ocurrió en zona franquista, por la sencilla razón de que el derramamiento de sangre constituía la médula del plan. Al tratar el asunto como lo tratan –los dos bandos que de pronto se lanzan por la pendiente de la guerra civil dirimiendo sus diferencias a garrotazos en medio de una orgía de sangre y terror– SJ y sus seguidores están ocultando y tergiversando la realidad con un claro objetivo: la memoria de la República y de quienes dieron la vida por ella desde el primer día, tanto civiles como militares, tanto en el frente como en los paredones, debe ser sacrificada en beneficio de la Transición. Esto es tan antiguo como la propia transición pero, a medida que ha ido saliendo a la luz la realidad de eso que llamamos “guerra civil”, a sus defensores se les ve más la tramoya de su argumentación. Así, no se dejan de lanzar sombras sobre la baja calidad de la democracia republicana o sobre la escasa validez de las elecciones de febrero del 36 (buen partido están sacando algunos, sin haberlos visto, a los “papeles” de Alcalá Zamora), y día llegará en que alguien desempolve de nuevo los “papeles” de la conspiración comunista, que vendrán bien a unos para demostrar una vez más que el “18 de julio” estaba justificado y a otros para probar que la República estaba ya carcomida por la hidra revolucionaria. Veamos finalmente esa argentinización de la mirada al pasado que tanto preocupa a SJ. Debe referirse sin duda al tratamiento de la cuestión represiva y a la petición de verdad, justicia y reparación que se ha hecho desde el movimiento social a favor de la memoria. No debe extrañarse SJ de que haya gente que pida eso. Para argentinización pionera la del franquismo con sus víctimas. No parece muy justo que sólo haya habido “verdad” (Causa General), “justicia” (la represión judicial militar) y reparación (los muchos derechos y privilegios de que gozaron los Caídos y sus descendientes) para unos, y silencio, olvido y limosnas para los otros. Y ya que no es posible llevar al banquillo a los responsables, qué menos que exigir Verdad, Reparación y que la Justicia defina lo que realmente fue aquello. La tesis central del artículo de Juliá fue rebatida por Josep Fontana (“Julio de 1936”, Público, 29/06/2010). En su respuesta SJ, como siempre, eludió el debate, recurriendo a su estilo habitual. Curiosamente –esto suele pasar– el “estilo” que lo caracteriza viene a ser una mezcla de dos de los insultos obsesivos que lanza sobre los demás: Vishinsky y Torquemada, es decir, estalinismo e inquisición. El resultado ya sabemos cuál es: alguien que no deja de sermonearnos desde sus muchos púlpitos y tribunas pero que, fiel a la máxima Roma locuta causa finita, no admite no ya sólo crítica alguna sino simplemente puntos de vista diferentes al suyo. De seguir así no habrá quien le chite urbi et orbi. Unos por temor reverencial, otros por puro miedo y los demás por débito o vasallaje. En realidad, la sensación que da es que sería un magnífico secretario de la Conferencia Episcopal Española.



Y al final del camino… la Tercera España.


Dejó tan alto el listón Juliá que una de dos, o acabó con el debate en su periódico o bien el periódico, con la ayuda inestimable de alguno de sus manipuladores profesionales como el tal Javier Valenzuela, decidió desechar otras opiniones. Luego ya sólo vimos un “análisis” de José Juan Toharia titulado “La tercera España, 74 años después” (El País, 18/07/2010). De entrada y dado el día, aludía a “la irreconciliable fractura entre las dos Españas dispuestas a extirparse mutua e inmisericordemente de la convivencia nacional”. Para Toharia lo ocurrido en el 36 no fue un enfrentamiento entre “buenos y malos” sino “un choque entre dos fanatismo extremos que utilizaron el régimen republicano, legal y legítimamente existente, bien como pretexto en un caso, bien como coartada en otro, para intentar imponer sus respectivos radicalismos excluyentes”. Pero había otra España, dice Toharia: “… una mayoritaria tercera España que braceó, sin éxito, para evitar el desgarro. No lo logró y quedó finalmente laminada”. Aquí no podía faltar la referencia a Trapiello, el gran fustigador del rojerío hispano desde la República a la transición. A éste igual le da tirar contra uno de la generación del 27 que contra los maquis o los antifranquistas de los 70. Algunos parece que buscan así matar al rojo que alguna vez llevaron dentro.Pues bien, Toharia ha descubierto, porque para eso es presidente de Metroscopia, que según dicen ahora los españoles, sus familias se posicionaron entonces de la siguiente manera: un 17% con “el bando franquista o nacional”, un 26% “con el bando republicano” y un 57% con la “Tercera España”. Y hay más, porque Toharia aporta un dato sensacional: la mayor parte de los votantes del PSOE y del PP “proceden de familias integradas en la tercera España”. ¡Acabáramos! ¡Haber tenido que esperar tanto tiempo para saber que ya en el 36 España no era ni de derechas ni de izquierdas sino de centro! Como ahora, qué casualidad. Bien es verdad que esto no cuadra mucho esto con los resultados de las elecciones de febrero del 36, pero seguro que Toharia tendrá alguna explicación. Igual es que fueron fraudulentas, como mantuvo “el bando franquista o nacional” (¿pero qué sociólogos son éstos que aún hablan de “nacionales”?). Quizás esos resultados hablen más de ahora que del 36 y resulte que hay una mayoría social que se siente desvinculada de “los dos bandos”. Lo cual no es de extrañar después de la incesante y machacona campaña que desde la transición se viene haciendo para relegar el pasado reciente al olvido y situar la amnistía del 77 y la Constitución del 78 como nuestros únicos referentes históricos. Sin duda, este “análisis” contiene méritos para engrosar los desvaríos “científicos” del clásico de Cipolla (Allegro ma non troppo). Lo curioso y lo que me hace traerlo aquí son las conexiones de las teorías de Toharia con las de Leguina, Juliá, Trapiello y, cómo no recordarlo, con Muñoz Molina, otro cantor de la “tercera España”. Todos ellos y otros muchos están empeñados en convencernos de que “los dos bandos” eran, en el fondo, iguales; que la República contenía el germen de su propia destrucción y hubiera sido engullida por sus propios hijos (ya decían los franquistas que el Frente Popular conducía directamente al Soviet), y que es mejor que olvidemos todo aquello, incluidos los muertos, pues maldita sea la hora en que se empezó a mover todo esto de la represión y las fosas. Si hiciéramos caso de la encuesta de Toharia y pensáramos en la representación de los tres grupos en el actual panorama de los medios de comunicación veríamos que los de la “tercera España” están bien representados; aquellos cuyas familias se alinearon con los franquistas están sobrerrepresentados, y, finalmente, el 26% que se posicionó con la República es el que peor escapa, ya que apenas cuenta con medio alguno para exponer sus ideas (Internet sigue siendo prácticamente la única vía y ya sabemos sus limitaciones: un 80% de la población nunca lo usa para obtener información).Seguramente a algunos debe molestar que se les diga que sus ideas coinciden con los Moas o que han sido gratamente recibidas por Intereconomía o Libertad Digital. No debe ser muy agradable para aquellos que pasan por ser referentes ideológicos de nuestro tiempo que sus ideas sean bien acogidas por los sectores más reaccionarios de la sociedad española. Al final va a resultar que, en lo fundamental, todos están de acuerdo. Ocurre que es la fuerza del movimiento por la memoria histórica la que ha obligando a estos señores a decir lo que de otra forma ni se hubieran atrevido a decir ni hubiera hecho falta que dijeran. Ha sido la decisión de mostrar lo que fue realmente el “18 de julio” y de exigir que el Estado cumpla con su deber, la que ha llevado a esta gente a exponer públicamente lo que piensan de la República, de “la guerra civil” y de la dictadura. De paso nos han dado las claves de por qué actuaron como lo hicieron en la transición; incluso de por qué están tan contentos de conocerse: según parece, les debemos todo. Por lo demás, pensando como pensaban de la anterior experiencia democrática, qué otra cosa iban a hacer. Se entiende que lleven tan mal las investigaciones sobre el golpe de julio del 36 y sus consecuencias, y, sobre todo, el movimiento pro memoria histórica. En realidad hubieran preferido que todo quedara como en la transición o como en los tiempos de Felipe González, aquellos del nosotros decidimos no mirar atrás. Pero fue en vano: de pronto, la “guerra civil” se fue mostrando como lo que realmente fue: la matanza fundacional del franquismo, y la tierra, mero paisaje, dejó ver las pruebas: un país sembrado de fosas comunes.



Francisco Espinosa Maestre. Historiador. Doctor en Historia, natural Villafranca de los Barros, Badajoz, aunque afincado profesionalmente en Sevilla desde hace años, miembro desde sus inicios de nuestra asociación ARMHEX. Fue miembro del "Comité pericial de expertos" que asesoró al juez Garzón y autor del “Informe sobre la represión franquista” que se unió a la causa 399/2006-E, del Juzgado Central de instruccion nº 5. Ha trabajado intensamente sobre el tema de la destrucción de la República en el suroeste. Entre sus investigaciones y más sobresalientes publicaciones cabría destacar “La guerra civil en Huelva” (1996), “La justicia de Queipo” (2000), “La columna de la muerte. El avance del ejército franquista de Sevilla a Badajoz” (2003), “Contra el olvido” (2006), obra que incluye “El fenómeno revisionista o los fantasmas de la derecha española”, "La primavera del Frente Popular" (2007) y "Callar al mensajero". Ha colaborado igualmente en obras colectivas como: “Sevilla, 1936. Sublevación fascista y represión” (1990) “Morir, matar, sobrevivir” (2002), coordinadas respectivamente por Alfonso Braojos y Julián Casanova, y, en unión de Manuel Ruiz Romero, en la edición de las memorias del socialista ayamontino “Miguel Domínguez Soler: Ayamonte, 1936. Diario de un fugitivo”. Tambien ha colaborado en la obra colectiva "La gran represión" (2009), coordinada por la profesora Mirta Nuñez. Actualmente es profesor y pertenece al grupo de investigación del Departamento de Historia Económica de la Universidad de Sevilla. También es coordinador del proyecto “Todos los Nombres”.

sábado, 14 de agosto de 2010

14 AGOSTO: LA MATANZA DE BADAJOZ















Se cumplen ahora 74 años de la matanza de Badajoz por la Columna de Madrid, Columna de la Muerte, al mando del teniente coronel Yagúe, de infausta memoria.




Han pasado 74 años de aquel ayer que aún persiste en retazos ante nuestros ojos. Al parecer para algunos, el tiempo de hoy, edulcorado y hedonista, no puede admitir una carga de memoria colectiva de tal magnitud, como la que representan las tapias del Cementerio de San Juan y otros tantos lugares de la ciudad, donde las tropas sublevadas, llevaron a cabo la matanza.

No sólo ofende el dolor de los recuerdos, sino la realidad de la muerte, poderosamente representada por los corpulentos cipreses del cementerio, alimentados por el paso de los años.

La masacre que se desarrolló en la ciudad de Badajoz, a partir del 14 de agosto de 1936, tuvo en las blanquísimas tapias del viejo cementario de San Juan, un lugar de inmolación. Los fusilamientos a cientos, en éste y otros lugares de la ciudad fueron una de las primeras evidencias ante el mundo, de la política de exterminio programado por los militares golpistas.

Es posible que Badajoz sea la ciudad española en que, en relación con su población, un mayor número de personas fueran asesinadas a consecuencia del golpe militar y de la masacre realizada tras su ocupación en agosto de 1936.






Ese cementerio de San Juan y sus muros pertenecen a la historia silenciada y oculta de Badajoz. Allí fueron asesinadas muchas personas que pasaron luego a fosas comunes abiertas en su interior, hechos de los que existe documentación gráfica, como son las imágenes captadas por el cámara periodista francés René Brut que dieron la vuelta al mundo. El muro que el Ayuntamiento construyó en 2009, con un cerramiento más alto y con un recorrido paralelo al actual, desnaturalizó ese lugar privándole en parte de su carácter testimonial y de su poder de evocación, pero por mucho que algunos pretendan, no se puede borrar ese testimonio de la matanza.





La memoria necesita para expresarse de unos soportes externos, de unas marcas tangibles, de unos «lugares de memoria». Es en estos «lugares» donde la memoria se fija, lugares llenos de contenido cuya misión es bloquear la acción del olvido.

No hay Memoria sin lugares, ni lugares sin Memoria. En España hay toda una geografía de cementerios cuyos muros fueron un día paredones de muerte, como éste, un paisaje de la represión, que debe ser conservada para el conocimiento de las generaciones futuras.

En estas cuestiones, como en tantas otras, debemos mirar a los países europeos de nuestro entorno que cuentan con más experiencia, en los que la declaración y protección de este tipo de Lugares de memoria, es habitual. Ese cementerio viejo es ya el único lugar, una vez demolida hace años la vieja plaza de toros, que nos recuerda la memoria viva de un hecho histórico que desborda ampliamente el ámbito local. Badajoz tiene el deber de conservar las tapias de ese viejo cementerio, en su aspecto original, no sólo en memoria de los que aquí fueron asesinados, si no también por respecto a sí misma, y colocar una placa en memoria de los allí fusilados.

El Tercio, los regulares, y los fascistas, al servicio del avance del ejército de África, habrían logrado ahora más de setenta años después, una nueva victoria, si junto a los cadáveres incinerados, desapareciese la memoria de lo ocurrido y todos los engarces del recuerdo con nuestra realidad.

No debemos olvidar que la memoria colectiva es el recuerdo que una comunidad tiene de su propia historia, y también de las lecciones y aprendizajes que, más o menos conscientemente, extrae de la misma.




Uno de los estudios más exhaustivos y documentados sobre la matanza es el realizado por el historiador Francisco Espinosa, quien, en su libro "La columna de la muerte" (Editorial Crítica, 2003), documenta 1.389 asesinatos, pero constata que las personas asesinadas podrían ser más de 3.800.



Como dice el citado historiador sobre la represión franquista: "Dos fueron los instrumentos de los que se sirvieron los golpistas para llevar a cabo el plan represivo: los bandos de guerra y los consejos de guerra sumarísimos de urgencia. Es sobradamente conocido el bando publicado por la Junta Militar el 28 de julio de 1936; sin embargo son totalmente desconocidos aquellos con los que se funcionó realmente a nivel local desde el primer momento. En la práctica los bandos de guerra pretendieron dar un barniz seudolegal a la gran matanza del 36. Luego miles de personas serían inscritas en los registros civiles con la causa de muerte: "Aplicación del Bando de Guerra". No obstante, lo que interesa destacar de esta etapa fue el altísimo número de personas que quedaron sin inscribir en el registro Personas de cuya muerte no ha quedado huella alguna: detenidas ilegalmente, asesinadas y enterradas por lo general en fosas anónimas abiertas en los cementerios, en el campo e incluso en fincas particulares. El mapa de las fosas comunes se superpone a la España donde triunfó el golpe militar y se aplicó de inmediato el calculado plan de exterminio que los sublevados tenían previsto desde el principio".



"Respecto a la represión franquista cabe establecer tres etapas. La primera, la de la represión salvaje con los bandos de guerra, comprende desde el 17 de julio del 36 a febrero de 1937. La segunda, la de los consejos de guerra sumarísimos de urgencia, va de marzo de 1937 a los primeros meses de 1945. Podría parecer que el final de la guerra marca una separación pero realmente es lo mismo; quizás la disminución del ritmo represivo iniciado en el 36 se perciba a partir de 1943. Y la tercera sería la gran oleada represiva de fines de los cuarenta y de los años cincuenta, marcada por la eliminación de docenas de guerrilleros y de cientos de personas acusadas de servirles de apoyo".










Reseñas:








En la Portada del Diário de Lisboa del sábado 15 de agosto de 1936, el titular decía: "Badajoz ha sido entregada a los legionarios y regulares marroquíes.". "Escenas de horror y desolación en la ciudad conquistada por los rebeldes." La crónica la firma Mário Neves e incluye la entrevista con Juan Yagüe, donde le informa y no le desmiente que ya bhubiera unos 2.000 fusilados.



Durante toda la jornada, se produjeron asesinatos por las calles de la ciudad, sobre todo a cargo de legionarios marroquiés. El mismo día 14, Yagüe ordenó el confinamiento de todos los prisioneros -la mayoría civiles- en la plaza de toros.






Según artículos publicados por los corresponsales de Le Populaire, Le Temps, Le Figaro, Paris-Soir, Diário de Lisboa y Chicago Tribune se produjeron ejecuciones en masa en varios lugares de la ciudad, y las calles aparecían sembradas de cadáveres.




El 15 de agosto, el enviado de Le Temps, Jacques Berthet, enviaba su crónica:



"alrededor de mil doscientas personas han sido fusiladas (…) Hemos visto las aceras de la Comandancia Militar empapadas de sangre (…) Los arrestos y las ejecuciones en masa continúan en la Plaza de Toros. Las calles de la ciudad están acribilladas de balas, cubiertas de vidrios, de tejas y de cadáveres abandonados. Sólo en la calle de San Juan hay trescientos cuerpos (…)".



El 18 de agosto, Le Populaire publicaba:



«Elvas
, 17 de agosto. Durante toda la tarde de ayer y toda la mañana de hoy continúan las ejecuciones en masa en Badajoz. Se estima que el número de personas ejecutadas sobrepasa ya los mil quinientos. Entre las víctimas excepcionales figuran varios oficiales que defendieron la ciudad contra la entrada de los rebeldes: el coronel Cantero, el comandante Alonso, el capitán Almendro, el teniente Vega y un cierto número de suboficiales y soldados. Al mismo tiempo, y por decenas, han sido fusilados los civiles cerca de las arenas».



El martes 18 de agosto, el Premio Nobel de Literatura francés François Mauriac, publicó en primera plana de Le Figaro un artículo sobre los sucesos de Badajoz que conmocionó a Europa. El 30 de agosto apareció en el Chicago Tribune el famoso artículo de Jay Allen (ver recuadro inferior), en el que narró con gran crudeza los terribles sucesos que había presenciado durante su estancia en la ciudad.



El periodista portugués Mário Neves fue uno de los testigos de primera mano de los sucesos de Badajoz, en las crónicas que remitió al Diário de Lisboa, algunas de las cuales fueron censuradas por el gobierno de António de Oliveira Salazar, claramente favorable al bando franquista. Neves regresó a Lisboa horrorizado por el espectáculo del que había sido testigo, y se juró no volver jamás a Badajoz, pero lo hizo en 1982, para recorrer los lugares donde presenció estos hechos en un documental para televisión, fragmento del cual puede verse al inicio de esta entrada.




Otras reseñas:



http://www.publico.es/espana/231758/badajoz/levanta/muro/memoria



http://www.publico.es/espana/231763/toda/vida/sido/silencio/silencio







jueves, 12 de agosto de 2010

ENTREGA DE LOS RESTOS DEL GUERRILERO, Justo Vega Miguel (alias “Secreto”), en Piornal


Justo Vega Miguel (alias “Secreto”).


HOY 12 de AGOSTO DE 2010, SE LLEVARÁ A CABO LA ENTREGA DE LOS RESTOS DEL GUERRILERO, Justo Vega Miguel (alias “Secreto”), en Piornal (Cáceres), a sus familiares, y se celebrará un ACTO DE HOMENAJE A LOS GUERRILLEROS Y DEMÁS LUCHADORES ANTIFRANQUISTAS.


Los restos de Justo Vega Miguel (alias “Secreto”), que recuperamos en diciembre de 2007 en la fosa común de Pozuelo de Zarzón, serán entregados a sus familiares, en un acto público a celebrar en PIORNAL (Cáceres), de donde era natural. Con esta actividad concluimos nuestro compromiso cuando la ARMHEX, atendimos la demanda de los familiares y la canalizamos oportunamente, para la localización de la fosa, y que los restos pudieran ser depositados en un lugar digno, donde los familiares desearan, y que no permanecieran ocultos para el olvido por más tiempo, en el lugar que habían elegido sus verdugos. Con ello la dignidad nunca perdida, de aquellos desparecidos, no se borrará en la historia, uno de nuestros objetivos, que sólo puede conseguirse con una enérgica defensa de la necesidad de fundamentar la convivencia democrática en la memoria, la verdad y la justicia; no en el silencio o en el olvido de ese pasado.


El acto organizado con la colaboración del Ayuntamiento de la localidad, se llevará a cabo hoy 12 de agosto, a las 18h en la CASA DE LA CULTURA DE PIORNAL (Cáceres). Será un acto sencillo, laico, donde se leerá un manifiesto, se proyectará un documental dirigido por José Maria Sánchez y Torreño en 2008 sobre estos hechos , y una interpretación musical. Al mismo asistirán familiares y personas pertenecientes a la ARMHEX, y todas aquellas otras asociaciones y personas, que quieran acompañarnos.


Como ya es sabido, desde nuestra Asociación, venimos desarrollando diversas actividades en torno a la recuperación de la memoria histórica, para potenciar al máximo el que se atiendan las legítimas demandas de los ciudadanos extremeños, que aún ignoran el paradero exacto de sus familiares, muchos aún en fosas comunes, y que se aumenten en lo posible, las medidas e instrumentos para que la Administración pública, en especial la Junta de Extremadura, facilite, a los interesados, las tareas de localización, y, en su caso, identificación de los desaparecidos.Entre estas actuaciones, entre los días 12 y 21 de diciembre de 2007, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura, como entidad demandante de las actuaciones y canalizadora de la petición, en colaboración con el Proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura, se procedió a la localización, exhumación y recuperación de los cuerpos de 6 guerrilleros antifranquistas o maquis, que fueron asesinados, previa una delación, el 6 de agosto de 1946 tras una emboscada, de la Guardia Civil en la finca “Canchales de Ramos” de la localidad de Pozuelo de Zarzón (Cáceres). Tras su muerte, fueron enterrados en una fosa anónima en el cementerio civil, hoy en ruinas, de la localidad antes citada.


En el año 2005 los familiares de estas personas contactaron con nuestra Asociación para buscar la fórmula de recuperar sus restos y que pudieran ser enterrados posteriormente de forma digna. Por fin se cumplió el objetivo, en aquel momento. Los restos fueron trasladados a la Universidad de Extremadura para su estudio genético, y una vez finalizados los mismos, irán siendo entregados a los familiares, siendo este el primer acto de entrega que se lleva a cabo. En aquellas tareas participaron arqueólogos, antropólogos, médicos, historiadores y diversos voluntarios, contando también con la colaboración del ayuntamiento de Pozuelo de Zarzón.


Aquel grupo de personas luchaban en la partida guerrillera de “Compadre” que combatía contra la dictadura franquista. A ese grupo pertenecían 5 guerrilleros y un enlace que colaboraba con la misma.


Sus nombres son (IN MEMORIAM):


Justo Vega Miguel (a) “Secreto”, de Piornal (Cáceres)..-

Pedro Pérez Álvarez “Cantares” de Garganta la Olla (Cáceres)..-

Anselmo Martín García, de El Torno (Cáceres).-

Desiderio Iglesias Cuesta “Amable” de Santa Cruz de Paniagua (Cáceres)..-

Celestino Martín Pérez “Compadre”, de Descargamaría (Cáceres), jefe de la partida..-

Silverio Plaza Rodríguez “Dispuesto”, de Pozuelo de Zarzón, enlace de la guerrilla.
Vaya para todos ellos, nuestro emocionado recuerdo.


APROVECHAMOS ESTE DIA, PARA RECORDAR IGUALMENTE:
PRIMERO: Que los Guerrilleros antifranquistas deben ser reconocidos como la ultima expresión del que fuera Ejercito de la República, y en consecuencia como combatientes del Ejercito Republicano.

SEGUNDO: Así mismo, pedimos reconocimiento moral y gratitud a las mujeres de los guerrilleros (esposas, novias, madres, hermanas, hijas o parientes), heroínas silenciosas y víctimas también, de la represión fascista; por su aportación impagable a la Guerrilla.

TERCERO: Que solicitamos, reconocimiento oficial por parte del Gobierno de España del papel de las agrupaciones de guerrilleros y puntos de apoyo. Así como su equiparación a los combatientes del Ejército Republicano. Hay que constatar que los guerrilleros, pese a ser citados como "combatientes" en la Exposición de Motivos de la Ley 52/2007, conocida como de la Memoria Histórica, cuya rehabilitación además fue unánimemente solicitada por el Pleno del Congreso de los Diputados de 16 de mayo de 2001, en cambio han sido los grandes olvidados, de citada Ley 52/2007, donde ningún artículo se les dedica, para su rehabilitación.
En este sentido y exigimos se articulen las medidas adecuadas para que la PROPOSICIÓN NO DE LEY aprobada por unanimidad en la Asamblea de Extremadura el 17 de febrero de 2003, sea una realidad antes de que fallezcan todos los guerrilleros sobrevivientes extremeños, la cual decía en su punto tercero lo siguiente:

La Asamblea de Extremadura insta a la Junta de Extremadura a:
3.- Rehabilitar la memoria de los guerrilleros antifranquistas, reclamando al Gobierno la supresión de su caracterización como bandidos o malhechores en los expedientes policiales, así como las eventuales compensaciones económicas.

CUARTO: Instamos a la apertura, conservación y catalogación archivista de todo el material documental relacionado con la guerrilla y su repercusión. Así mismo dotar de medios y especialistas archiveros a todas las instituciones en donde se encuentren dichos documentos.

QUINTO: Es deseable, potenciar el conocimiento del fenómeno guerrillero en todo el sistema educativo, como han hecho otros países de nuestro entorno con fenómenos de resistencia similares, como Francia.

SEXTO: Hacer un llamamiento al mundo de la cultura y especialmente a los historiadores, para que sigan investigando y difundiendo la historia de la lucha guerrillera durante el franquismo.

SÉPTIMO: Afirmamos, como no puede ser de otra forma, desde el punto de vista de un Estado de Derecho, la radical ilegitimidad de origen y de ejecución:

a).- De las disposiciones que ordenaron la creación de órganos encargados de la represión política.
b).- De todas las normas que aplicaron esos órganos de represión.
c).- De todas las actuaciones y decisiones de esos órganos y de las farsas como los consejos de guerra que procedieron a los asesinatos, privaciones de libertad y derechos, torturas y demás formas de represión.

Todas esas disposiciones, órganos, decisiones y farsas, carecen de la calidad ética y jurídica necesarias para ser consideradas como leyes, tribunales, sentencias o juicios, desde la perspectiva de civilización democrática y de derecho.

Por ello, el Gobierno tiene el deber moral y democrático de promover formalmente y de oficio, la declaración de nulidad plena de aquellas sedicentes leyes, tribunales, sentencias y condenas, una vez que la propia Ley 52/2007, las declaró ilegitimas.

SIN MEMORIA, NO HAY JUSTICIA.
ASOCIACIÓN PARA LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DE EXTREMADURA (ARMHEX).
Video sobre excavacion Fosa guerrilleros

Enlace prensa con información del acto:

Región digital:

http://www.regiondigital.com/periodico/caceres_provincia/armhex_entrega_los_restos_justo_vega_miguel_alias_secreto_sus_familiares_durante-125072.html

El Periódico Extremadura:

http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/noticia.asp?pkid=526506